TEXTO COMPLETO: Carta del Papa Francisco al arzobispo titular de la nueva doctrina, Monseñor Fernández

Como nuevo Prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, os encomiendo una tarea que considero muy preciosa. Su finalidad central es custodiar la enseñanza que brota de la fe para “explicar nuestra esperanza, pero no como un enemigo que critica y condena” [1].

El dicasterio que presidirás en otros tiempos ha llegado a utilizar métodos inmorales. Eran tiempos en los que, más que promover el conocimiento teológico, se perseguían posibles errores doctrinales. Lo que espero de ti es ciertamente algo muy diferente.

Usted fue decano de la Facultad de Teología de Buenos Aires, presidente de la Sociedad Teológica Argentina y presidente de la Comisión de Fe y Cultura del Episcopado argentino, en todos los casos votado por sus pares, quienes valoraban así su carisma teológico. Como Rector de la Pontificia Universidad Católica Argentina ha fomentado una sana integración de saberes. En cambio, usted fue párroco de «Santa Teresita» y hasta ahora arzobispo de La Plata, donde supo poner en diálogo los saberes teológicos con la vida del santo pueblo de Dios.

Dado que recientemente se ha creado una Sección especial con profesionales muy competentes para las cuestiones disciplinarias -sobre todo las relativas a los malos tratos a los niños-, le pido como Prefecto que dedique su compromiso personal más directamente al fin principal del Dicasterio, que es «guardar la fe » [2].

Para no limitar el alcance de esta tarea, conviene añadir que se trata de “aumentar la comprensión y transmisión de la fe al servicio de la evangelización, para que su luz sea criterio de comprensión del sentido de la existencia, sobre todo ante los interrogantes que se plantean desde el progreso de la ciencia y el desarrollo de la sociedad” [3]. Estos temas, insertos en un anuncio renovado del mensaje evangélico, “se convierten en instrumentos de evangelización” [4] porque nos permiten entrar en diálogo con “nuestra situación actual, en muchos sentidos sin precedentes en la historia de la humanidad” [5].

Sabéis también que la Iglesia «crece[s] en su interpretación de la palabra revelada y en su comprensión de la verdad” [6] sin que ello implique la imposición de una única forma de expresarlo. Porque “las diversas corrientes de pensamiento filosófico, teológico y pastoral, si se abren a la reconciliación del Espíritu en el respeto y el amor, pueden hacer crecer a la Iglesia” [7]. Este crecimiento armonioso preservará la doctrina cristiana más eficazmente que cualquier mecanismo de control.

Es bueno que su tarea exprese que la Iglesia «fomenta el carisma de los teólogos y su labor académica» mientras éstos no «se contenten con una teología de escritorio». [8]con “una lógica fría y dura que busca dominarlo todo” [9]. Siempre será cierto que la realidad es superior a la idea. En este sentido, la teología debe estar atenta a un criterio fundamental: considerar que «todas las nociones teológicas que en última instancia cuestionan la omnipotencia misma de Dios, y en particular su misericordia, son inadecuadas». [10]. Necesitamos una forma de pensar que pueda presentar convincentemente a un Dios que ama, que perdona, que salva, que libera, que promueve a las personas y que las llama al servicio fraterno.

Esto sucede si “el mensaje debe centrarse en lo esencial, en lo que es más bello, más grande, más atractivo y al mismo tiempo más necesario” [11]. Bien sabéis que hay un orden armonioso entre las verdades de nuestro mensaje, y el mayor peligro viene cuando las cuestiones secundarias oscurecen las centrales.

Vuestra tarea, en vista de esta riqueza, implica también un cuidado especial para verificar que los documentos de vuestro propio Dicasterio y de los demás tengan el apoyo teológico adecuado, sean coherentes con el rico humus del magisterio perenne de la Iglesia y, al mismo tiempo, tengan en cuenta la enseñanza reciente.

Que la Santísima Virgen os proteja y cuide en esta nueva misión. Por favor, no dejes de orar por mí.

fraternalmente,

FRANCISCO

notas al pie

[1] Exhortación apostólica Evangelii gaudium (24 de noviembre de 2013), 271.

[2] Motu proprio Fidem Servare (11 de febrero de 2022), Introducción.

[3] Ibíd., 2.

[4] Exhortación apostólica Evangelii gaudium (24 de noviembre de 2013), 132.

Deja un comentario