Oraciones por los Sacerdotes – Oraciones Cristianas
Oración sacerdotal
Señor, me has llamado al ministerio sacerdotal
en un momento particular de la historia,
como en los tiempos de los primeros Apóstoles,
cuando deseas que todos los cristianos,
y de manera particular Tus sacerdotes,
sean testigos de las maravillas de Dios
y la fuerza de tu Espíritu.
Permíteme ser testigo de la dignidad de la vida humana,
a la grandeza del amor,
y al poder del ministerio que he recibido.
Que mi vida entera esté dedicada a Ti:
por amor, sólo por amor, y por un amor superior.
Que mi compromiso con el celibato
nacido de tu misión,
ser una afirmación gozosa y feliz
y una entrega total de mí mismo a los demás
al servicio de tu Iglesia.
Dame fuerza en mi debilidad,
y gratitud por mi constancia.
Santa Madre María,
la madre más grande y maravillosa de todos los tiempos,
concédeme que te encomiende mi vida cada día.
María, fuente de generosidad y entrega,
concédeme que me una a ti
al pie de las mayores cruces del mundo,
experimentando el dolor redentor de la muerte de tu Hijo,
para que pueda gozar del triunfo de la Resurrección
para la vida eterna. Amén
* * *
Una oración que los sacerdotes podrían decir a diario
Dios todopoderoso, oramos para que tu gracia nos asista en el sacerdocio ministerial para servirte digna y devotamente, en completa pureza y con buena conciencia. Y si no somos capaces de vivir nuestra vida con tanta inocencia, concédenos que lloremos amargamente por el mal que hemos hecho. Haz que te sirvamos siempre con fervor, con espíritu de humildad, con recta intención de buena voluntad. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
Invocación
Oh buen Jesús, hazme un sacerdote según tu Corazón.
Oración a Jesucristo
Amadísimo Jesús, con singular benevolencia me has llamado de entre miles de hombres a seguirte en la excelencia de la dignidad sacerdotal. Os suplico la fuerza divina para cumplir correctamente mi ministerio. Te imploro, Señor Jesús, que renueves cada día la gracia que me ha sido dada por la imposición de las manos del Obispo. Oh poderosísimo médico de las almas, sáname para que no vuelva a caer en el mal, para que huya de todo pecado, y para que haga lo que es agradable a tus ojos hasta la hora de mi muerte. Amén.
Oración para implorar la gracia de salvaguardar la castidad
Señor Jesucristo, esposo de mi alma, delicia de mi corazón y de mi alma, caigo de rodillas ante ti, orando y suplicándote con fervor que me permitas perseverar y crecer cada día en la verdadera fe. Oh dulce Jesús, concédeme que rechace toda impiedad y que sea ajeno a los deseos carnales y a las concupiscencias terrenas que luchan contra mi alma. Que por tu ayuda conserve inmaculada mi castidad.
Oh Santísima e Inmaculada Virgen María, Virgen de las vírgenes y Madre amadísima, purifica cada día mi corazón y mi alma, y obtén para mí un santo temor del Señor y una particular desconfianza de mis propias fuerzas.
San José, custodio de la virginidad de María, guarda mi alma de todo pecado.
Todas vosotras, Vírgenes santas que seguís sin cesar al divino Cordero, sed solícitas de mí pecador, para que evite el pecado en pensamientos, palabras, acciones u omisiones, y que nunca esté lejos del castísimo Corazón de Jesús. Amén.
* * *
Oración por los Sacerdotes
Señor Jesús, presente en el Santísimo Sacramento,
y viviendo perpetuamente entre nosotros a través de Tus Sacerdotes,
concede que las palabras de Tus Sacerdotes sean sólo Tus palabras,
que sus gestos sean solo Tus gestos,
y que sus vidas sean un fiel reflejo de Tu vida.
Haz que sean hombres que hablen a Dios en nombre de su pueblo,
y hablar a Su pueblo de Dios.
Haz que sean valientes en el servicio,
sirviendo a la Iglesia como ella pide ser servida.
Haz que sean hombres testigos de la eternidad en nuestro tiempo,
recorriendo los caminos de la historia en Tus pasos,
y haciendo el bien a todos.
Haz que sean fieles a sus compromisos,
celosos en su vocación y misión,
claros espejos de su propia identidad,
y viviendo la alegría del don recibido.
Oramos para que Tu Santa Madre, María,
presente a lo largo de tu vida,
esté siempre presente en la vida de Tus Sacerdotes. Amén
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