Me entrego y consagro al Sagrado Corazón de Nuestro Señor Jesucristo, mi persona y mi vida, mis acciones, dolores y sufrimientos, para que no esté dispuesto a hacer uso de ninguna parte de mi ser que no sea para honrar, amar y glorificar al Sagrado Corazón. Este es mi propósito inmutable, a saber, ser todo suyo y hacer todas las cosas por amor a Él, al mismo tiempo que renuncio de todo corazón a todo lo que le desagrada. Por eso te tomo, oh Sagrado Corazón, como el único objeto de mi amor, el guardián de mi vida, mi seguridad de salvación, el remedio de mi debilidad e inconstancia, la expiación de todas las faltas de mi vida y mi refugio seguro. a la hora de la muerte.
Sé pues, oh Corazón de bondad, mi justificación ante Dios Padre, y aparta de mí los golpes de su justa ira. Oh Corazón de amor, pongo toda mi confianza en Ti, porque temo todo de mi propia maldad y fragilidad, pero espero todas las cosas de Tu bondad y generosidad.
Aparta de mí todo lo que pueda desagradarte o resistir tu santa voluntad; deja que tu amor puro imprima tu imagen tan profundamente en mi corazón, que nunca pueda olvidarte ni separarme de ti.
Que obtenga de toda Tu amorosa bondad la gracia de tener mi nombre escrito en Tu Corazón, pues en Ti deseo poner toda mi felicidad y gloria, viviendo y muriendo en servidumbre a Ti.
Amén.
