Oración de la tarde – Oraciones Cristianas

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

¡Oh Dios Todopoderoso y Eterno!  Me postro a los pies de Tu santa Majestad, Te adoro con toda la reverencia posible. Creo y sostengo con certeza todo lo que Tú has revelado a Tu santa Iglesia. Espero en Tu infinita bondad y misericordia, y Te amo con todo mi corazón.

Haz aquí una pequeña pausa para recordar las bendiciones específicas de este día.

¡Oh Dios mío! Te doy gracias, por Jesucristo, por todos los favores que me has concedido, especialmente por haberme creado a tu imagen y semejanza, por haberme redimido con la Preciosa Sangre de tu Hijo, por haberme hecho cristiano y por conservarme en este día. Suplico a la Santísima Virgen y a todos los santos que Te den gracias por los siglos de los siglos. Amén.

Dios mío, concédeme la gracia de saber en qué te he ofendido y de tener un perfecto dolor por mis pecados.

Detente un poco para saber qué pecados has cometido.

Por el pensamiento: Pensamientos y deseos malos, iracundos, impacientes o poco caritativos.
De palabra: usar malas palabras, maldecir, mentir, etc.
De obra: Ser desobediente, grosero, malhumorado y poco amable; tener malas o peligrosas compañías; realizar una acción inmodesta; ser ocioso.
Por omisión: Descuidar tus oraciones, tus lecciones o algún otro deber.

EL CONFESOR

Confieso a Dios Todopoderoso, a la bienaventurada María siempre Virgen, al bienaventurado Arcángel Miguel, al bienaventurado Juan Bautista, a los santos apóstoles Pedro y Pablo, a todos los santos, que he pecado gravemente de pensamiento, palabra y obra, por mi culpa, por mi culpa, por mi gravísima culpa. Por tanto, suplico a la bienaventurada María siempre Virgen, al bienaventurado Miguel Arcángel, al bienaventurado Juan Bautista, a los santos apóstoles Pedro y Pablo, y a todos los Santos, que rueguen por mí a Dios nuestro Señor.

Que Dios Todopoderoso se apiade de mí, me perdone mis pecados y me lleve a la vida eterna. Amén.

Oh Santísima Virgen, sé mi Madre, ruega por mí ahora y en la hora de mi muerte.

Oh mi buen Ángel, a quien Dios ha designado para ser mi guardián, ilumíname, protégeme y guárdame en todas mis acciones. Amén.

Traducción realizada con la versión gratuita del traductor www.DeepL.com/Translator

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