Solemnidad de la Santísima Trinidad – Santos cristianos

Solemnidad de la Santísima Trinidad

Primer Domingo después de Pentecostés—Solemnidad

Color Litúrgico: Blanco

Dios es más como una familia que un monje

Oramos en el “nombre” del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, no en sus “nombres”. Dios debe ser lógicamente uno solo. Sostener que hay un vasto gobierno de dioses es sostener que dos montañas son las más altas del mundo, que tres océanos son las más profundas y que en cuatro días el sol brilló con más fuerza. Otra forma de decir “Dios” es decir “el mejor”. Dios es el mejor. Y solo puede haber uno «mejor», «más alto», «más profundo» y «más brillante». Dios es el último adjetivo superlativo cuya naturaleza no admite ningún dios competidor. El monoteísmo cristiano nos impide acercarnos a dioses diferentes para cosas diferentes. Creemos en un Dios con una voluntad, una mente y un plan para la humanidad.

La Santísima Trinidad, el Dios del cristianismo, es compleja. Se debe usar un lenguaje claro y desplegar un pensamiento claro para comprender al Dios cristiano. No hay estatuas de la Santísima Trinidad en un jardín trasero como las que hay de San Francisco de Asís, porque la Trinidad es cerebral de una manera que San Francisco no lo es. En esta solemnidad, celebramos el dogma de todos los dogmas porque el dogma importa. Cantamos canciones al dogma, ponemos flores en el altar al dogma y vestimos nuestras mejores ropas para el dogma. El pensamiento de la Iglesia acerca de Dios no es un juego de niños. Una vez que aceptamos los pensamientos, ellos nos poseen. En algún momento ya no elegimos nuestros pensamientos, ellos nos eligen a nosotros. Así que debemos tener a Dios bien para que todo lo demás esté bien: el matrimonio, la familia, el trabajo, el amor, la guerra, el dinero, la filosofía, el humor, la religión, la diversión, los deportes, etc.Las malas personas pueden ser perdonadas, pero las malas ideas no tanto. Y las malas ideas acerca de Dios son peligrosas. Hicieron que los rascacielos se derrumbaran hasta el suelo. 

La Iglesia cree que Dios es uno en su naturaleza y trino en sus personas. Esto significa que si estuviera en una habitación a oscuras y sintiera una presencia cerca, su primera pregunta sería «¿Qué es eso?» “¿Es el perro o el gato, mi cónyuge o el viento?” Si fuera Dios en la oscuridad, Él respondería a la pregunta de “qué” diciendo “Yo soy Dios”. Satisfecho de que la presencia fuera una persona y no un animal o el viento, la siguiente pregunta sería «¿Quién eres?» Y a esa pregunta, Dios respondería a tres voces sucesivas: “Yo soy el Padre. Yo soy el hijo. Yo soy el Espíritu Santo.” Una naturaleza es la fuente de las operaciones, pero una persona las hace. Una estatua tiene ojos, pero no está en su naturaleza ver. No está en la naturaleza del hombre poner huevos o respirar bajo el agua, pero está en la naturaleza de un pájaro o un pez hacerlo. Nuestra naturaleza establece los parámetros de qué acciones son posibles para nosotros. La hija de un león es una leona y hace lo que hacen los leones. El hijo de un hombre es un hombre y hace lo que hacen los hombres. Y el Hijo de Dios es Dios y conoce, ama y actúa como Dios: perfectamente. 

Nuestra supernova trinitaria es a la vez una unidad y una pluralidad, una y muchas al mismo tiempo. Esto significa que Dios no existe solo sino en una comunidad de amor. Dios no es narcisista, admirando su propia belleza y perfección. En cambio, el amor del Padre se dirige hacia el Hijo por toda la eternidad. Y el amor del Espíritu Santo anima y pasa entre el Padre y el Hijo. Las tres personas de la Trinidad no comparten porciones de la naturaleza divina, cada una la posee totalmente. Esta teología quiere decir, por extensión, que porque el hombre está hecho a imagen y semejanza de Dios, toda persona es creada para modelar la Trinidad viviendo con y para el otro, tal como Dios lo hace en su vida interior. Como Dios es una Trinidad de personas, entonces, su perfección se encarna más plenamente en una comunidad terrenal, como una familia,

La Trinidad no es sólo un andamiaje que oscurece el verdadero rostro de Dios. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo tampoco son tres máscaras que ocultan el único rostro de Dios. El único Dios existe como una Trinidad. La creencia de la Iglesia en Dios y la creencia de la Iglesia en la Trinidad se sostienen y caen juntas. La Trinidad no es solo la cumbre de nuestra fe, algo que trabajamos para comprender, sino también el fundamento de nuestra fe. La verdad de la Santísima Trinidad se aprende pronto y con frecuencia. Nuestro Dios, distinto en sus personas, uno en su esencia e igual en su majestad, es invocado solemnemente como el agua se derrama sobre nuestras cabezas en el Bautismo y como el aceite se traza en nuestras palmas en nuestra unción. Dios, en toda Su complejidad y en toda Su sencillez, está siempre con nosotros en este mundo y, con suerte, en el mundo venidero. 

Santísima Trinidad, miramos a tus tres personas como modelo de verdadero amor, conocimiento y vida comunitaria. Ayuda a todos los matrimonios y familias a luchar por el alto ideal de perfección que tú pones ante el mundo, sin importar el desánimo que resulte de nuestros pecados e imperfecciones.

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